Mi nombre es Laura Herrera y nací en la isla de Gran Canaria. Aunque crecí junto al mar, encuentro mi tranquilidad y paz en la naturaleza. Mi familia tiene una casa en un pueblo en el suroeste de la isla, un lugar donde atesoro y revivo todos mis recuerdos desde la infancia. Si necesito, escapar y desconectar, ese es mi lugar seguro.
Disfruto muchísimo de una gran compañía, y buena experiencia gastronómica; nuevos lugares, sabores y texturas…disfruto y encuentro una profunda conexión con esta experiencia. Pero lo cierto es que, a lo largo de los años, esta relación no siempre ha sido “buena” para mí en términos de alimentación y satisfacción corporal.
La presión por ajustarme a los canon de belleza y encajar en la sociedad ha sido un desafío y un trabajo constante…
Soy Psicóloga general sanitaria, y aunque podría decir que siempre quise estudiar psicología, lo cierto es que no lo tuve claro desde el principio.
Sin embargo, sí que sabía que quería dedicarme al ámbito sanitario, ya que desde muy pequeña me preocupaba por la salud y el bienestar de los demás. El estudio de la conducta humana, cómo funcionan las personas y por qué nos comportamos como lo hacemos, me apasiona.
Entiendo la terapia como un trabajo respaldado por métodos basados en la evidencia científica. Creo firmemente que la cercanía y la ciencia no son conceptos incompatibles, sino más bien complementarios y necesarios. Por eso trabajo desde un modelo cognitivo-conductual y contextual, donde la empatía y el rigor científico se combinan para brindar un apoyo integral a las personas. La Psicología es una profesión de continua formación, ya que es esencial para poder acompañarte con mayor calidad y responsabilidad.
En los últimos años, me he especializado en el abordaje de problemas relacionados con la alimentación, centrándome especialmente en las conductas de atracón y la insatisfacción corporal. Mi trayectoria incluye durante muchos años el acompañamiento a cuidadores de personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias, así como a los propios usuarios afectados por esta enfermedad.
Disfruto pudiendo acompañar a las que deciden dar el paso y pedir ayuda, creando un espacio seguro desde la naturalidad y adaptándome a las necesidades individuales de cada persona.
Es satisfactorio ver el aprendizaje y la evolución terapéutica de los que me acompañan.